jueves, 12 de marzo de 2015


Me invento juego extraños

de coincidencias imposibles.

Desafío a las máquinas,

pienso “si gano, sucederá esto”.

La partida es aleatoria

podría ser esa o la otra

pongo de mí todo el empeño, la cabeza

-          ahí me va el corazón también -

y los sueños,  los deseos.

Para la fría combinación de posibilidades que se me plantean

no es más que eso

si es que hay algo o alguien detrás.

Tal vez esté jugando contra otro

-          el orden de las cosas puede ser extraño a veces -

inventándose los mismos juegos

los mismos arreglos improbables

los mismos sueños los mismos deseos

tanto así que si estiro la mano

logre sentir el calor de otra mano tras el cristal

tras el plasma y los bites o bytes o megas que vuelan

o viajan el intercambio de múltiples combinaciones

del código binario y la electricidad los iones los polos

positivos negativos   - quien sabe -

 

¿no será de esto que hablamos todos

cuándo decimos “el amor”?

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