debería
empezar por presentarlos
ellos se
conocen entre sí
pero no a
ustedes
ni ustedes
les conocen, eso es cierto.
Zoilo viejo
que estás en el infierno
Ya no tengo
mis muslos de pollo
mantengo
los ojos grandes de mirar triste
algo había
allí , vos lo viste antes que nadie
con
sabiduría de hombre
que pierde
los ojos en el campo y presiente el trueno.
Irma de
pecho grande casa nido y agua de lavanda
orlado con
bijouterie barata y colorida
de eternos
vestidos floreados
soberbias
carpas de princesas orientales
cómplice en
noches de niña en vela
A vos te
debo otras tantas de mi insomnio
la devoción
a Juana y el creer que con mis manos
también
puedo o pude transformar papel en flores
Y helados
sorbidos a escondidas
con dos
monedas que apretaba entre las manos
cruzando
con cuidado la calle, vos vigía
mascarón de
proa en el balcón de Brandzen.
Julio, pequeño
dictador malhumorado
Me
enseñaste a chiflar y comer gofio
imposible
dirán todos, vos y yo tenemos el secreto.
Perdida en el sótano de tu casa
siempre con
miedo a los dragones y fantasmas
siempre
atraída por dragones y fantasmas
que nunca vi,
que siempre supe estaban.
Viviendo en
el tiempo eterno de compadre Presidente
burros,
casinos, la casa en el Prado.
Tu perro
como vos pequeño dictador malhumorado
fue el
primero que mordió cuando extendí la mano
Pero no el
último, pero no el último.
Te fuiste
dando órdenes al viento
Que nadie
obedeció.
Y vos
Andrés, Andrés gordo de bigotes
Andrés
cuidándome en Palermo
Andrés de
cigarro entre los labios
Andrés de
eternas madrugadas
Andrés de
entrevero con amigos
Andrés de
boliche en boliche
Andrés agarrada
de tu mano.
Tu mano
padre, tu mano guía
bajando la
persiana del negocio
para
quedarse esperando la mañana.
Con vos
aprendí a bailar sobre las mesas
a cantar
para la barra y recitar poemas
a tomar
hasta el segundo antes de la curda traicionera
a caminar
las calles de nuestro Buenos Aires querido
para ser
los primeros en leer el diario.
Aprendí a
recorrer pasillos desolados
a sentir en
la espalda los fantasmas
a pasear
con mi gato en ascensor jaula
arriba,
abajo, arriba, abajo, sin descanso.
A no
tenerle miedo a los sonámbulos
a leer
Machado con las tripas
a sentir el
tango en los huesos.
a llegar
siempre tarde donde fuera.
Aprendí que
cocinar y amar van de la mano
que la
verdadera sobremesa de un almuerzo acaba
cuando
alguien pregunta por la cena.
A esperar
el subte con los pies al borde
y la
felicidad del aire caliente cuando llega
Aprendí a
nadar en días de lluvia
porque es
difícil que un rayo caiga al agua.
Íbamos con
flores al cementerio
vos
separabas una siempre y me hacías dejársela a Paco.
Yo sé que
fuiste a renovar el ritual de claveles
y te
quedaste a conversar, total hay tiempo
tanto
tiempo, te fuiste quedando, te quedaste a su lado
y no
regresaste a morir en Buenos Aires tu muerte enamorada.
Hace poco
viniste a visitarme, fue una suerte hacía rato ya no te veía
Y te
encontré como eras siempre, con bigotes, caminando apurado,
tarde,
siempre tarde, puños cerrados
pantalón
alto, zapatos viejos, camisa de rayas infinitas
el sudor
perlándote la frente.
Andrés,
padre, Andrés hijo, Andrés espíritu
por todo lo
que vos y yo no tenemos de santos
rogá por
mí, por vos, por todos
ahora,
mañana y hasta el día de vernos nuevamente
me emocionó mucho hilde, gracias por compartir.
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